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-MOLINO DE PAPEL- CASA DE LOCOS
De la íntima “cordura”… | Cuentos y relatos globales. 01.02.21 | | Cuando todos son locos, todos son filósofos…Escribe; Walter Pimienta.- En aquella casa viven once personas. Padre, madre y nueve hijos, cinco varones y cuatro mujeres. Son once constantes desacuerdos para todo y por todo. Hoy, por ejemplo, no acordaron en lo mismo para desayunar. Uno se tomó un vaso de avena, otro un vaso de leche, un tercero se tomó un vaso de leche con agua de panela, un cuarto se tomó un vaso de agua de panela con leche, que es lo mismos que tomó el anterior, pero para él no. Los demás pasaron un tinto, un té de distinto sabor, un jugo de algo, dos ayunaron no por acuerdo sino porque así lo desearon, el padre pasó un vino lento y la madre un batido de berenjena para adelgazar… A la hora del almuerzo, en esa misma casa, sin siquiera compartir en la mesa, almorzaba el primero que llegara de haber estado haciendo algo en alguna parte… y el último quién sabe… Y a la hora del “vamos a hacer un asado”, lo de siempre: “Hazlo tú”. “Mejor una pizza”. Yo sí quiero”. “Yo no quiero”. “Me da lo mismo”. “Conmigo no cuenten”. “De lo que hagan, me dejan un poquito”. “Yo voy a comer a la calle”. Uno visitaba aquella casa y allí el escepticismo reina cuando escuchaba decir: “¿Dónde está mi camisa a cuadros y de mangas largas?”. “Se la puso Chucho”. “Tengo un solo zapato, el derecho. ¿Quién me cogió el izquierdo?”. “No encuentro el reloj” .“Ni yo mi pulsera”. “Debajo de la almohada dejé un dinero y no está”… A veces había respuestas. A veces acusaciones. A veces agravios. Todos se culpaban. Nadie era responsable. Las gracias eran individuales y las desgracias jamás compartidas ni colectivas. | En aquella casa daba igual el presente, el pasado y el futuro. Lo mismo el futuro que el pasado y que el presente. Lo mismo el presente que el futuro y que el pasado…Ármelo como usted quiera…Allí lo inútil era útil y lo útil inútil. Lo mismo que posible lo imposible e imposible lo posible …Verdad y mentira, mentira y verdad, daban igual. Y si hacían falta ingredientes para un guiso, este no se podía porque uno de ellos se comió el tomate con sal y otro escondió los ajos porque los usa el bolsillo para la buena suerte…Y era en la cocina donde estando juntos, más estaban solos y separados peleándose los turnos de la estufa para hacer carne frita, carne en bistec, patacones, tajadas de plátano frito, arroz de frijol, sopa de lentejas…. Porque allí, una cosa era el antojo y otra muy distinta el antojado… Y, allá, al fondo, una voz diciendo: “¿Alguien vio mis gafas? Y ahora un grito: ¡Se comieron mi manzana! Una vez los miembros de esta familia, intentaron juntarse. La pelea fue colectiva. No hubo acuerdo para ponerle al café la misma dosis de azúcar…Partieron la mesa y dos sillas… La otra vez quisieron tomarse una foto para recuerdo familiar. Duraron cinco días armándola y desarmándola. Finalmente, se la tomaron. El fotógrafo, una semana después, la trajo y ellos la dividieron en once partes. Cada uno cogió su rostro sonriente… Y de nuevo, este otro grito: ¡No encuentro mi cadena! Tocar a la puerta de aquella casa era un problema para el que apurado estaba afuera porque adentro todo era un: “Abre tú”. “Yo no voy a abrirle a nadie”. “Ves tú”. “¿Yo por qué?”. “Qué se joda y se vaya”. Te toca barrer la casa. Ujuu…Ni lo sueñes. Cierren la pluma del lavaplatos. Y nadie, oyéndola, oía aquella orden. Hay que ir a la tienda. Se acabó el arroz. A mí no me gusta el arroz. A mí sí, pero hoy no quiero. Yo iría, pero si fuera para mí. En aquel “paraíso”, como decía mi madre, ¡no había ni Dios ni Santa María…!Qué voluntades! ¡Qué voluntades! -Cortaron el gas. -Yo no tengo un peso. -Yo me callo- dijo el que esto dijo. -No habrá comida. -Esto muy gorda. Me da lo mismo. Lo dicho los miembros de aquella singular familia, estaban hechos a prueba de des obligaciones, de pereza, de dejadez, de … de lo que usted quiera… Allí, nadie lleva la carga y todos querían que lo suyo les bajara del cielo. La batalla del orden en esa cada estaba perdida. No había hijos para padres ni padres para hijos… Todas las copas de cualquier obligación, estaban rebasadas. Cada reloj marcaba una hora diferente. Una vez uno de los habitantes de esta casa, un poco aburrido de lo que allí se vivía, armó su maleta y quiso irse; pero no lo hizo porque le hacían falta sus desmesuras e irresponsabilidades e igual que el resto, nació irreflexivo, insensato, imprudente, loco, e inconsciente… …Y el colmo…Nadie vigilaba al que para dormir fumaba y a veces dejaba el cigarrillo encendido buscando se les quemara la casa… Lo bueno era cuando a todo volumen ponían la radiola: Uno bailaba tangos, otro mambo, otro twist, una más boleros y no faltaba el que bailaba lo que le pusiera… Incuestionablemente el universo no giraba allí en el mismo sentido. Los corazones latían en distinta frecuencia. Y las frutas no se maduraba al mismo tiempo para todos… …Y creo que me quedé corto… |
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