Por Abel Ros.- Decía Thomas Hobbes, pensador del siglo XVII, que "el hombre es un lobo para el hombre". El hombre, como el resto de animales, tiene necesidades fisiológicas. Necesidades como la sed, el hambre, el sueño y el sexo que afectan a su supervivencia. Y esa supervivencia pone en valor la Teoría de la Selección Natural de Charles Darwin. De tal modo que la ley del más fuerte interfiere en la satisfacción de las necesidades más bajas de la pirámide de Maslow. La especie homo pertenece al reino de los animales. Somos más listos, por el proceso de humanización, que la serpiente o el ratón, por ejemplo. Pero no podemos escapar de nuestros instintos primitivos. Somos tan esclavos de los mismos que tuvimos que renunciar a una parte de nuestra libertad a cambio de una convivencia pacífica. Tanto es así, queridísimos homos, que vivimos en cautividad. Y esa cautividad que para el león podría ser un zoológico para nosotros es el Estado de Derecho. Un Estado, como les digo, que nos protege de la adversidad.
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