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Adiós José Luis | Zoilo Rodriguez Martin. 09.05.20 | | Lamentablemente siempre nos acordamos de santa Bárbara cuando truena. Y de Dios cuando estamos viejos y enfermos. Del soldado nadie se acuerda en tiempos de paz , ni de Dios cuando estamos sanos y felices. Recuerdo, cuando estaba en el instituto en la Línea, sería alrededor de 1963; en cualquier caso poco después dela independencia del Congo Belga en 1960. Tendría unos diez u once años. Nos visitó un misionero español, quien estuvo en el Congo durante aquellos aciagos tiempos de guerras. Le habían cortado la lengua para que no predicase más en ese país. El hombre se repuso, y era capaz de predicar sin esa parte tan importante del aparato articulatorio. Recuerdo aún, sus palabras: "Si así mismo no se hace ni un triste reloj, del mundo el relojero tiene que ser Dios". Nosotros, con tan tierna edad, no estábamos para mucha teología. | Es cierto, que el profesorado que nos daba religión no era un profesorado muy capacitado para despertar en nosotros pasión alguna por la materia. Eran apesebrados que solo querían su paguita mensual. ¡Que derroche de sueldos para tan pocos resultados! Casi sesenta años más tardes, aún resuenan en mi cabeza, esas palabras del misionero sin lengua. Todos quisiéramos saber cómo es Dio y si existe o no existe. Un compañero, cuyo padre era un auténtico comunista, y todo el mundo lo sabía, pero la policía franquista debía ser tonta pues nunca se metieron con él: pues este compañero nos cantaba una bella canción que decía: Si existe Dios o no existe, pues que sí o pues que no; pero es seguro que come en la mesa del patrón. Pues, volviendo a lo anterior, la primera pregunta es si existe o no existe. Pues nunca lo sabremos hasta que nos muramos. Para entonces será tarde. Si fuimos buenos, seremos recompensados y si no pues pagaremos por nuestros pecados. Algunos creen en la Naturaleza como la Pacha Mama, otros en la Fuerza, otros en la Energía, otros en la Casualidad. En fin todos creen en algo que no ven, ni entienden. Ni entenderán jamás, añado yo. Yo creo, que como sea Dios como sea da igual. Creo, que somos el reloj y Él es nuestro relojero. Creo que cuando contemplo a mis nietos, veo la mano de Dios. Cuando veo las estrellas veo la mano de Dios. No me voy a enfadar con Él por el corona virus covi-19. Él nos hizo libre y esto tiene un precio. Vivir en una jaula como un canario para que no nos pase nada, y nos traigan agua y el alpiste y nos retiren las heces; eso, no es vida. Dios nos dio la libertad y el libre albedrio y esto es más importante que la seguridad de vivir enjaulados. Quizás me hago esta reflexión, por sentirme triste al haber perdido a mi amigo José Luís, aunque me alegro que ahora esté con Él. Vivir en una cama de hospital sufriendo, no es la vida que Dios quiere para nosotros. Descansa en paz José Luis y reza por todos los que te quieren.
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