Dicen que, antiguamente, en las tabernas y mesones existía la costumbre de tapar las copas y los vasos de vino con una rebanada de pan o una loncha de jamón para así proteger el interior de insectos o del polvo, y también para evitar que el vino perdiese su aroma. Éste parece ser el origen de la tapa. Hay otra leyenda que cuenta que se inventó para evitar incidentes de tránsito con los carros a la salida de mesones y tabernas. Los carreteros bebían pero también comían, cosa que minimizaba los efectos del alcohol. Sea como sea, la tapa es, por excelencia, una parte de la identidad de Andalucía. Aunque en otras partes de la geografía española también se da la singularidad de acompañar la bebida con pequeñas porciones de comida. La única diferencia, quizá, es que mientras que la tapa en Andalucía se cobra (por decirlo de alguna manera) junto con la bebida, en otros lares se cobra aparte. Es el caso, por ejemplo, de los "pinchos", tan típicos en Cantabria, Euskadi, Navarra, La Rioja y algunas zonas de la provincia de Burgos.
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El origen de los "pinchos" hay que buscarlo en la forma de sujetar la comida al pan. No es más que una rebanada de pan sobre la cual se colocan pequeñas porciones de comida... que saben a gloria!!!
Una de mis pasiones es la literatura, pasar buenos ratos acompañada de un libro. Y otra es la gastronomía. O mejor dicho, la cocina. Creo que es un disfrute estar entre fogones y enzarzarse en recetas sencillas pero sabrosas, siempre con un toque personal, que culminan en el paladar de amigos y familiares. En lo que concierne a la tapa y a los "pinchos", me gustaría compartir cuatro recetas que no son, por supuesto, de cosecha personal, sino que he ido recogiendo de año en año. Ya todo está inventado, sí, pero cada uno puede darle su toque y eso es lo que yo intento hacer cuando me pongo el delantal.
La primera la he bautizado como "Alegría, alegría". Si se deciden a probarla, ya sabrán el por qué del nombre. Simplemente hay que tostar una rebanada de pan y colocar encima un poco de paté de hígado de pato, una mousse preparada con pimientos del piquillo (en conserva) con mahonesa y, para acabar, tres anchoas enrolladas.
El "Carpaccio de Zahara" no falta nunca en una cena con amigos y es uno de los "pinchos" más solicitados en casa. Igual que antes, cogemos una rebanada de pan tostado, la untamos con tomate fresco rallado, cebolla fresca picada pequeñita y un ajo picadito también. Encima, colocamos atún ahumado (si no tenemos a mano, nos sirve el de conserva) y lo aliñamos con una vinagreta hecha con aceite de oliva virgen, orégano, eneldo, estragón y perejil picado.
Los "Pintxos Mediterráneos" conjugan el sabor del norte con el de la huerta mediterránea. En un pincho de madera vamos ensartando piezas de champiñón fresco y bien limpio de tierra, trozos de pimiento verde, tomate, cebolleta, pimiento rojo, queso mozzarella, aceitunas negras y anchoas.
Y, finalmente, el "Roque". En una sartén fundimos queso roquefort con un poco de mantequilla. Le añadimos un poco de nata, lo mezclamos bien y lo untamos encima de una rebanada de pan tostado. Le añadimos un dado de salmón ahumado o una anchoa, depende del gusto de cada uno.
Espero que se decidan a probar de hacer estas cuatro sencillas tapas/pinchos.
¡Que les aproveche!
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