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Repensar la democracia
| Antonio Bukowski. 01.02.09 | | En la encrucijada histórica presente, la cuestión fundamental a responder es si la democracia continúa siendo posible. Se trataría de saber si el desarollo de los últimos acontecimientos aboga por mantener la tesis de que, al margen de movimientos coyunturales transitorios, la humanidad avanza hacia cotas de mayor igualdad y democracia, o, por el contrario, si tras una cortina de aparentes cambios subsisten idénticos niveles de opresión, desigualdad e injusticia.
| Me pregunto cuántas personas se habrán dado cuenta de la falacia en que vivimos. La historia suele repetirse cíclicamente. El engaño democrático en las primeras décadas del pasado siglo desembocó en el hastío democrático y en el advenimento de los fascismos. Hoy se vuelve a repetir la misma jugada: corrupción, desigualdad, opresión, esclavitud... Un solo gesto los une a todos: el voto, paradigma de la libertad y de la soberanía popular. También de la mentira. La mentira se consolida y se hace fuerte en sociedades narcotizadas por la ignorancia, preñadas de superstición y angustiadas por el consumo. Nietzsche mató a Dios, Foucault exterminó al hombre y la pseudodemocracia actual ha conseguido hacer que el ciudadano se crea libre y realizado consumiendo.
La democracia, nueva palabra de dios, no es más que un simple difraz del que se sirven los poderosos para hacer creer al pueblo que se gobierna de acuerdo con sus dictados y preferencias y en función el bien general, cuando en realidad no es así: siempre gobierna una minoría y en beneficio de unos pocos. En las circustancias sociales y enconómicas de hoy en día, el poder se halla concentrado en las oligarquías económicas y financieras (los verdugos del pueblo llano. El sistema funciona a la perfección. Con lo que está cayendo y sólo se escucha la voz del pueblo para manifestar la alegría del gol. Antonio Bukowski. |
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