Mercedes López. Érase una vez, en la barriada del El Romeral, un hogar de ancianos oculto tras los muros. Había pasado por allí cientos de veces y jamás había imaginado que en ese lugar se ubicara una Residencia para mayores. La primera vez me llevó Marisol, de la familia de los Pichones… le llevaba regalos y presentes y nos acompañaba su ya desaparecido esposo Antonio Benítez, con él era muy fácil sacarles sonrisas a los mayores que allí vivían, los achuchaba, los besaba, les hacía cosquillas… Me enseñaron que el sentido del ridículo está donde tú quieras ponerlo y a partir de ahí me he puesto alas, corazones, me he vestido de Santa Claus, he cantado, reído, contado chistes… mereciéndome la pena hacerlo y viéndome recompensada en el momento que un solo abuelit@ me ha sonreído o contado una historia.
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El año pasado y ya siendo vicepresidenta de Solera, les propuse al coro que fuéramos a cantarles a estos mayores junto a los Pichones. Les expliqué que en esta residencia estaban muy necesitados, eran mayores con pagas ridículas de esas con las que el estado cumple y punto, pero allí hacía falta de todo. Que estos mayores no iban a responder como en las otras residencias, en el sentido de cantar, reír u ofrecernos la mejor de las meriendas navideñas… pero que se merecían el mismo o más cariño que el resto.
Para mí Solera es mi segunda familia y en cuanto lo propuse, se volcaron al cien por cien sorprendiéndome una vez más con su buen hacer. A partir de aquella navidad, en su agenda el 23 de diciembre ya está ocupado en rojo, como día de fiesta: Visita a nuestros mayores de la Residencia Zamorilla.
Ayer repetimos esa cita anual obligada, Los Pichones vestidos de Reyes Magos, los pequeños revoloteando por allí vestidos de pajes y pastorcillos, mi hijo de Baltasar, Solera cantando… los abuelitos intentando abrir los regalos con sus torpes y temblorosas manitas. Hacía mucho frío y la casa se ha hecho vieja, allí la necesidad es sinónimo de un nuevo hogar digno, por eso Pepa, su directora, junto a lo mayores han pedido a los Reyes una nueva residencia.
La impotencia de no poder hacer nada, de no tener una cuenta millonaria en el banco, no me ha dejado dormir. Desconozco a quién pertenece arreglar aquello, pero algo hay que hacer. Me consta que al igual que Los Pichones y Solera, reciben la visita de los Moraos, La Sonrisa de un Niño, el Coro Nuevo Amanecer y que entre todos contribuimos a aportarle a estos mayores unos segundos de felicidad. Pero luego ¿qué?
Existen cientos de ONG que realizan una ayuda impecable y loable a muchos rincones del planeta, construyen hogares, residencias, colegios… Aquí también hace falta y desde estas líneas insto a todas a que hagan algo por esta Residencia.
¡Feliz navidad a todos! |